miércoles, 11 de abril de 2007

Carta de Amor/Desamor

Por Icarojr

Una tarde de domingo a la orilla de la 12 octubre con tu nombre en la punta de mi lengua, mientras subías a un Guadalajara.


Te salvaste! Te fuiste! Tomaste la ruta más directa al paradero y me dejaste viéndote borroso a través de las ventanas de mis ojos empañadas de tanto llorar.

No te salves, quédate conmigo. Así rezaba Benedetti la noche que enlazamos juntos las manos bajo aquel farol ¿Te acuerdas? Yo te miraba buscando las estrellas en la profunda oscuridad de tus ojos. Tú recorrías con el índice la página buscando el verso que más te había gustado y repetiste a media voz y muy cerca de mi oído -No salves quédate conmigo-

Yo temblé. Mi cuerpo no respondía a ninguna otra cosa que no fuera tu voz y repetí de la misma manera que tú – No te salves- mientras tu mano se posaba pecaminosa sobre mi muslo bajo mi falda corta. Me besaste tiernamente con la boca a penas abierta y mordiste mi labio sin hacerme daño. En mi mente yo me repetía- por favor no dejes que me salve-

Así que ahora dime, ¿Por qué ahora quieres protegerte? Ahora soy yo quien te pide a la orilla del mismo río…No te salves, por favor no te salves. No me abandones sola en el mundo. Callando todo lo que vivimos y no duermas silencioso mientras el júbilo es cantado por otros.

Ven a mí, descansa en mi regazo con toda la sangre que llevas puesta.

Retorna por la misma calle que te fuiste. Regresa con el mismo amor con que me conociste. Vuelve y no te salves.

Sé que lo que hoy te diga será vano a tus oídos y oscuro a tus ojos. Leerás esta carta como si fuera de la de otra más. Como si el mundo te hubiese absorbido de nuevo y yo solo seré el recuerdo de un fantasma.

Tú irás por ahí pregonado que si fui tuya, que si fuste mío, que si fuimos de nosotros. Bueno ahora somos de otros, dirás.
No entiendes, yo no me quiero salvar y no deseo que te salves. Ver algún lunes el amanecer por entre las hojas de la palmera que da a mi venta y que te quedes conmigo

2 comentarios:

ACS dijo...

Captura muy bien el espíritu de la pérdida -el inicio de la pérdida, más bien- amorosa, esa tristeza inmediata al ver alejarse el bus. Puliendo un poco más el texto, cuidando el léxico, se podría alcanzar un resultado aun mejor.

Ti. dijo...

gracias por tu comentario y lo tomo muy en cuenta