miércoles, 4 de abril de 2007

Biografía

La niña Chacha

por Ángel Grau

La casa esquinera señorial, mantenida, reconocida por todos como un referente del barrio, hervía. Hervía de verdad, las cuatro grandes ollas en las que se preparaba las sopas de arroz de cebada para la cena de los lunes ahora bullían de agua, el fuego la purificaba, la transparentaba, asesinaba a esos bichos feos que habitan las aguas deese que nunca se sabrá si es un flujo permante de aguas puras venidas del páramo o una colada de miserias fecales.
Pero no había más. Se debía hervir, lo había dicho la abuela, por cuatro horas o 7 atados de leña, lo que sucediera primero, y entonces estaría lista.
En el tercer piso, la madre gritaba fuerte. Nada se parece al grito de una madre primeriza; se compone de 25 por ciento de dolor, 25 por ciento de esperanza, 25 por ciento de fuerza y 25 por ciento de amor. Se había quejado las últimas ocho horas de dolores, habían mandando llamar a la partera hace 2, habían acudido las 7 tías hace media hora yel padre había mandado a decir que le avisaran cuando hubiera nacido la criatura. Lo cual sucedió, según quedó marcado en el reloj cucú, a las tres de latarde y ocho minutos.
Sucedió que apareció la cabeza y luego el cuerpo de un varón, quien gritó muy fuerte pero no lloró. A las tres de la tarde y 14 minutos lloró una niñita.
El mundo está dividido en varonesy niñitas. El padre llegó cerca de las ocho de la noche con olor alicor de anís y un trío de lagarteros, la madre lloró de la rabia porque solo quería descansar de la jornada. Borracho como terminó a las 10 de la noche, hacía esfuerzos ridículos por convencer a su mujer de encargar al tercero esa misma noche. Llanto sobre el difunto, como decía la tía Esperanza. Durmió en una de las 6habitaciones de la casona, que no en la matrimonial. Ni esa noche ninunca más.
Yo soy la menor de la familia y me bautizaron con el primer nombre de mis abuelas y de mi madre (Rebeca Caridad Irma). Enseguida, sinsaberlo, fui la mayor e hija única, el flojo de mi hermano no diotiempo ni para el bautizo, se saltó sin arrogancia a la extrema unsión. Por eso, he debido cargar con todo. Ocurridos como son todos por aquí,jamás me llamaron por ninguno de los tres nombres, siempre he sido la Chacha, la niña Chacha, la verdad. No tiene mucho misterio esto, mi papá nunca fue tal porque en la casano había el varón heredero, es decir, no había hijo para él; pero para mamá y el resto del planeta era una princesa que asumiría pronto la conducción del mundo matriarcal que añoraban, los ovarios al poder. Y yo los tenía. Los usaba, además usaba los encantos recibidos o meinventaba otros para tener a todos como ladillas.
Recuerdo haber sido atendido por el doctor varias veces los lunes. Mi padre me llevaba de la mano a misa y me traía de la mano de la misa ycomo yo no era el varoncito de sus ojos me apretaba tanto la mano queel doctor debía administrarme un ungüento de matico para que laextremidad recuperara la circulación. Recuerdo también al doctor un díaque me fue a atender porque, según mi padre, tenía un derrame. Ese día enterramos a mi madre y mi padre notó los trazos rojos, pero el enrojeció más cuando el doctor le dijo que era mi primera mensutruación.
Yo se que es muy pronto para escribir mi biografía, soy muy joven, pero ya tuve mi primera menstruación, lo que me da el derecho de sentarme en la mesa grande y hablar de mí misma. El derecho para la biografía uno se lo gana con sangre.

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